Es el conjunto de técnicas que permiten conservar óvulos, espermatozoides o embriones para usarlos en el futuro. Es una opción ideal para quienes desean posponer su maternidad o paternidad sin perder la posibilidad de tener hijos biológicos más adelante.

Se realiza una estimulación ovárica para obtener varios óvulos maduros, los cuales se extraen y se congelan mediante un proceso llamado vitrificación. Así, los óvulos se mantienen en perfecto estado hasta que decidas utilizarlos.

Lo ideal es realizarla antes de los 35 años, cuando la calidad y cantidad de óvulos es mayor. Sin embargo, puede hacerse después si el médico lo considera viable.

La congelación de esperma permite conservar muestras de semen a largo plazo. Es una opción recomendada para hombres que desean hacerse la vasectomía, que van a recibir tratamientos médicos que puedan afectar su fertilidad o que simplemente quieren mantener abierta la posibilidad de ser padres más adelante.

Consiste en fecundar los óvulos con espermatozoides en el laboratorio y luego congelar los embriones resultantes. Esta técnica es común en tratamientos de fertilidad y permite conservar embriones viables para transferencias futuras.

No existe un límite de tiempo biológico: mientras se mantengan las condiciones adecuadas de criopreservación, el material reproductivo puede conservarse durante muchos años sin alterar su calidad.

No garantiza el embarazo, pero sí aumenta las probabilidades de éxito al conservar células reproductivas en su mejor momento de calidad.

Sí. Los métodos actuales de congelación, como la vitrificación, son seguros y altamente efectivos. Además, los estudios muestran que los bebés nacidos de óvulos o espermatozoides congelados tienen el mismo desarrollo y salud que los nacidos de procesos naturales.